Me envuelvo en la fragancia gruesa de las piedras
Yo soy lo ríspido de sus salientes
en mi vuelo no existe lo mullido
mi audacia no conoce sol
Mas me tienta ese brillo que arrostran mis pupilas
cuando desembocan
Esta mano no sabe aún entrelazar las hebras
La otra en cambio conoce de sobra mi destino
¿ Que le importan a mis palmas el oficio del encuentro ?
Pero mis dedos son delgados
como ranuras que respiran intersticios en las rocas
saben que toda muralla es la historia silente
de tanto ensarte inverosímil
Se descuelga a través de mi mirada el poder de los colores
con los que el día , penetra su labor hasta la noche
para obligarla y devenir en nupcias
insaciables
Del Libro Tapices de Ruth Yadira Vidaurre Miranda
Imagen: Milagro Haack